19/5/10

ANOTACIONES EN TORNO A LA POLÍTICA: Tucídides


El texto base para este acercamiento conceptual a lo político en Tucídides es la política exterior en Tucídides: los países fuertes y débiles.
El autor habla de la construcción del poder y que en éste al momento de hablar de política exterior (aunque no hablaré de dicha política) hay que entender el funcionamiento mundial, del país en el que se está inmerso, en el contexto y, todo ello se debe entender en términos temporales.  Entonces para entender el funcionamiento mundial, plantea el autor la toma de decisiones siempre debe estar en marcada en un sistema que se conoce.  Asimismo, haciendo referencia a la política se denota que ésta son relaciones de poder entre dos o más.
            El marco del texto de Tucídides y del autor es el exterior, por ejemplo, la guerra del Peloponeso se da entre países, son guerras externas.  También se denota entre estas, lo que se puede denominar espejismo que connota al mundo funcionando desde el centro y éste siendo una potencia, un imperio.
Estas son algunas apreciaciones clave para entender el funcionamiento no sólo del mundo, sino también con política; para ello expresa el autor “para poder conocer el funcionamiento del sistema mundial, describirlo o explicarlo, uno debe ubicarse desde una perspectiva tal, que le permita observarlo tal cual es en sus características concretas: debe tener una ‘cosmovisión’ de la realidad” (p: 96).  Es decir, la realidad es imposible de explicarla sin conocerla.  Así lo hace Tucídides para narrar la historia de la guerra del Peloponeso por tanto está parado en una realidad y la está observando y, así presenta su teoría de por qué se genera esta guerra y, describe, explica con datos, argumentos que atañen a tal suceso.
Entonces parado desde un punto tal donde se puede observar la realidad y contarla (cosmovisión) Tucídides cuenta la historia y, por ello el autor dice que éste era uno de los primeros “realistas” de la historia, contando las decisiones que se tomaron, los límites y las consecuencias que éstas pudieron acarrear.
            Así también dentro del marco de lo político Tucídides hizo referencia a que cuando conocemos el pasado ello podrá servir para prever el futuro (p: 97), de tal manera ello evoca lo enunciado anteriormente sobre las decisiones y las consecuencias.
De allí se habla sobre la metodología inductiva, lo empírico, a diferencia de Heródoto – considerado el padre de la historiografía – estaba interesado por asuntos particulares, como se venía mencionando se interesaba por la causa-efecto diferenciándoles muy bien, se preocupó por una guerra civil, política en la que él participó, dejó de lado el devenir y fue más preciso con los acontecimientos sin atribuirlos a causas divinas.
“Tucídides aportó la innovación que supone introducir la crítica histórica de las ideas políticas, los acontecimientos, las causas profundas y los detonantes externos del conflicto entre griegos con objetividad” (p: 99).
Éste trata de analizar el poder como una fuerza en continuo crecimiento, de mirarlo con objetividad, con lo que el autor empieza a llamar esa cosmovisión realista. Un ejemplo de ello, es cuando se presenta demasiada presión a la periferia se genera la autodefensa de ésta y los obliga a reaccionar; el ejemplo que trae el autor es con las políticas que USA pone a los gobiernos republicanos como Venezuela, Corea o Irán que reaccionan adversivamente, haciendo ver a USA en peligro.
Asimismo aparecen las leyes como el hilo conductor y, también Tucídides planteó una teoría sobre los límites en las decisiones a tomar en las relaciones internacionales, pues no existe ley perfecta porque no existe control absoluto de las cosas, pero siempre se debe delimitar para saber las consecuencias.  Por ejemplo, Atenas tenía que elegir entre extender su territorio o resignarse, siempre en esas dos decisiones estaba la posibilidad de autonomía.
“Los imperios sólo sobreviven cuando entienden sus límites; cuando  comprenden que la diplomacia, respaldada por la fuerza, debe ser preferida a al fuerza sola.  Toda acción conlleva una responsabilidad, porque toda acción tiene consecuencias más o menos controlables.  Es esta responsabilidad la que, pasando por sobre el determinismo, se plantea la posibilidad de la autonomía” (p: 101)
Según Tucídides es esa prudencia y la racionalidad las que llevan a tomar decisiones políticas correctas y, ello permite la supervivencia a largo plazo de un país, de un imperio.  Éstas dos no son sólo un medio para convertir al hombre en autónomo, sino que, la racionalidad por ejemplo no puede ser una estructura, ella debe ser móvil y debe ir con miras a pensar en las causas posibles, esta causa es empírica.
Todo ello permite visionar que el poder se construye, por ejemplo La equidad es un problema que debe resolver quien tiene menos capacidades, por tanto el dominante no se va a preocupar por ello, acoto en palabras del autor
“El interés propio es el motor de la acción política para Tucídides: pero interés propio hacia qué fin.  La falta de consideración de las consecuencias de la acción, derivan en el debilitamiento del imperio o la profundización de la subordinación en los actores periféricos. Por ello, Tucídides privilegia las políticas de largo plazo (…) La política de largo plazo se convierte en una fuerza irracional que no se puede controlar” (p: 102).
El mediano y el largo plazo permiten relacionarse a la consecución de intereses y eso es actuar de forma prudente, atendiéndose y midiéndose a las consecuencias – según Tucídides -.
Siguiendo con el ejemplo de la ley como modelo conductor el autor cita a Pericles “donde no hay poder común, no hay ley; donde no hay ley, no hay justicia”. En tales condiciones no hay sino una política posible que es la política del poder, es decir, esa política quiere aumentar el propio poder y disminuir el poder ajeno. Allí los débiles son los que sufren y lo hacen porque no tienen lo que Tucídides ha denominado prudencia, es decir que no tienen la esperanza de que algo va a cambiar para bien, y ello  se debe a que no se someten a sus propias capacidades ya que no piensan en ellos mismos; entonces los débiles deben buscar la autonomía y, ¿cómo se logra esa autonomía? “la capacidad para lograr la autonomía se desarrolla aprendiendo a enfrentar las dificultades, acumulando experiencia suficiente como para operar con astucia” (p: 103), ello invita a que cada uno piense por sí mismo, por tanto ser débil es una consecuencia que tiene que ver con lo cultural, con lo intelectual y con el conocimiento que se posea y se genere, asimismo con los dirigentes. 

Texto Citado:
- Dallanegra Pedraza, Luís.  La política exterior en Tucídides: los países fuertes y débiles. En: Reflexión Política, año 11 nº 22, diciembre de 2009. IEP (UNAB). pp 96-117

Texto base:
-Historia de la guerra del Peloponeso, Tucídides (libro II - capítulos del 1 al 10)

10/5/10

Estudio de la Mentalidad Burguesa. José Luís Romero.

El siguiente texto son apuntes del documento Estudio de la Mentalidad Burguesa de José Luís Romero. Alianza Editorial. Madrid 1987.
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En este texto se hace alusión a varios textos como Latinoamérica, las ciudades y las ideas, La revolución burguesa en el mundo feudal, entre otros y, especialmente en este documento trata sobre el desarrollo de la mentalidad burguesa, hablando de su surgimiento y que ello se da en el marco cristiano-feudal que domina en ese entonces.

Inicialmente se hace referencia a las mentalidades, éstas son constituidas por ideas vagas, opiniones, saberes no teorizados, actividades y valores y las ideologías que son ideas sistémicas. Las mentalidades pueden explicar una situación social o convencen de su legitimidad a sus actores que fue lo que hicieron los burgueses con el tiempo: cambiar unas costumbres para que unos grupos sociales, una comunidad siguiera otras.
Es entonces como las mentalidades constituyen un sistema de ideas operativas que inspiran reacciones, generando conductas, normas y la gente comienza a hacer parte de éstas.  La mentalidad burguesa fue haciendo un esfuerzo secreto y secular para llegar a esas costumbres, a cambiar las mentalidades de la comunidad, se ve entonces desde el siglo XII un progresismo lo que se hace con esta mentalidad que fue sustituyendo el sistema de ideas de la tradición cristiano-feudal, por ese caudal de ideas que se fue constituyendo en un patrimonio común, es decir, la mentalidad es “el motor de las actitudes”.

El mundo burgués se propicia en algo que podríamos llamar tres fases: el imperio romano, un régimen feudal y el surgimiento de las ciudades.
El imperio Romano tenía unas ciudades, un mundo urbano (imitaban las metrópolis y moldeaban opiniones),  con una estructura política, social y económica, este entorno urbano dependía del mundo rural, ya que lo importante era la tierra.  Luego las invasiones germánicas destruyen este imperio – y sus ciudades – y las personas van hacia el mundo rural, allí se da la segunda fase, donde la organización económica, política y social depende del señor Feudal, que a su vez depende del monarca; después de ello, en los siglos XI y XII surgen las ciudades ya sea por decisiones políticas del señor, por grupos de burgueses que se instalan donde se supone la tierra es de nadie, otras de manera espontánea.  Hombres que abandonan el campo ya no vivirán de éste y comienzan a vivir en los burgos que se hacen al lado de las ciudades amuralladas – posteriormente éstos serán los burgueses- ¿qué sugería ser burgués? Adquirir ciertas libertades de movimiento, para casarse, para comerciar.  Entonces el mundo burgués se torna en el mundo de las ciudades, el mundo urbano, este es el punto de cambio y de transformación, estos dos son el hilo conductor, los imperativos categóricos del texto.

El mundo burgués se impuso de manera voluntaria sobre el mundo rural y, se fue demandando sobre él, se fue neutralizando; es allí donde la burguesía empieza a transformar la vida en un proyecto y empieza a mostrar un sentido para la vida y, lo comienza a unir a la realidad de una manera dinámica.
            La invención entonces de los burgueses de estas ciudades es que comienzan a crear un pensamiento burgués en la ciudad y que quienes la habitan se vuelvan proyectivos, con una raíz judeocristiana y esto es diferente al pensamiento clásico griego y romano que tenían.  Entonces esta fundamentación hace que puedan alcanzar gloria y fortuna, entonces los burgueses se plantean un fin, un propósito para la vida, haciéndose más progresivos que la tradición bíblica, más dinámicos, dándole así y como se mencionó una proyección a la vida.

También se aclara en el texto que los burgueses no son señores feudales, pero como muestran su dinero, los señores le muestran respeto a éste (feudalismo: sistema económico, normativo, jurídico y social, fundamentado en la metafísica, es decir con una estructura religiosa y era absoluta y gracias a esto, según ellos, se daría el cambio).
            La mentalidad burguesa comienza a instalar una nueva estructura sobre esa base de las situaciones económicas y sociales, a pesar de que no tiene un sustento ideológico, lo que trata de hacer en toda su historia es construir una ideología que tenga proyección hacia el futuro.

La segunda parte del texto de Romero trata sobre la teoría de la mentalidad burguesa, dice que esta se constituye a partir de actividades arraigadas a la experiencia y, paralelo a ello se fueron configurando los nuevos marcos del pensamiento.
Surge entonces como una elaboración de las experiencias espontáneas iniciales de la burguesía, en contra de la mentalidad tradicional y a su vez, la desafía.
La estructura histórica para cambiar a la mentalidad burguesa parecía estática, pero no lo era por tanto iba a un ritmo muy lento, lo hicieron pequeños grupos que comienzan a amasar grandes fortunas.
Entonces, la mentalidad burguesa se da en un conflicto donde pequeños grupos sociales empiezan a hacerse rebeldes, libran combates con los señores y, adquieren ciertas garantías, ciertas libertades, sin cuestionar el poder de los señores ni el poder de los mismos, manteniendo un nivel de inferioridad que con silencio les permite mantener el pensamiento que tienen, ésta es una característica de la mentalidad burguesa hasta el siglo XVIII.
            Antes de la mentalidad burguesa existe, grosso modo, una mentalidad cristiano-feudal que contenía la mentalidad baronial (el pensamiento cristiano hace un culto pedagógico) y después se conforma la mentalidad cortés.  Esa mentalidad cristiano-feudal se configura en la trascendencia y, tiene una idea de que, en el mundo todo lo terrenal, la vanidad es insignificante y entonces el cuerpo no vale nada, lo único valioso sería la salvación del alma. El hombre es por ello trascendente y su verdadera realidad se da en la otra vida y, todo lo que pasa en este mundo no tiene importancia.
La mentalidad burguesa acaba con estos preceptos y muestra un pensamiento más libre. 

Esta mentalidad se da en varias etapas, la primera se da desde el siglo XI hasta el XIV, allí los burgueses simplemente operan, sigue la vida en la ciudad hay comunicación y también hay problemas, entonces se crean normas entre la comunidad.  La siguiente etapa es la revolución ideológica, siglo XVIII, la burguesía ya no se maneja sólo en las ciudades sino que se transforma en un instrumento de Estado, progresivamente la brecha entre aristocracia y burgueses se disminuye.  Además se desarrolla un conocimiento científico que repercute en el desarrollo de las ideas sociales y religiosas (ejemplo la física y la astronomía – Galileo y Newton), allí se ve que la naturaleza tiene sus propias leyes.
Se crea todo un sistema de ideas que cambia la concepción del mundo a un pensamiento progresista, que se enfrenta a las creencias tradicionales, se crea un pensamiento crítico.  Aparece también el romanticismo como un fenómeno cultural fundamental y a la vez opositor a esta nueva sociedad.
La revolución industrial aparece y comienza a transformar la estructura de la sociedad, entonces el artesano se convierte en el proletariado industrial y, la burguesía en mercantiles industriales.
La concepción burguesa de la sociedad fue individualista y Montesquie elabora por ejemplo el principio de las mayorías donde el comportamiento de la sociedad puede conocerse a través de la acción de las mayorías.
           
La mentalidad burguesa entonces, implica una ideología (ésta como un sistema de ideas a las que se le asigna un valor de verdad y un sentido progresivo).  Y la economía de mercado favorecía la movilidad social.
El movimiento cristiano, San Agustín, propone con los franciscanos que había unos valores que tenían un fin en la tierra. Los burgueses suprimen el reino de Dios pero no lo niegan – por eso quizá la mentalidad fue aceptada pues penetró de manera sigilosa -, impera el racionalismo, la fuerza en la sociedad.  Esto es un punto culminante en la historia del hombre y se ubica en el siglo de las luces.
“Una teoría de la  mentalidad burguesa es el progreso que se manifiesta en el campo de la civilización técnica y en el dominio de la naturaleza”.