17/3/13


La cultura de la impuntualidad.


En Medellín, algunos ciudadanos somos puntuales y exigentes con los horarios pactados y, resalto que esto es de “algunos” porque la mayoría de personas andan apegados a la ‘ley del cuarto de hora’ o, a cinco minuticos más tarde (lo escribo en diminutivo porque así lo expresan ¿creen que el diminutivo hace los minutos más pequeños? Seguro un “cinquito” dura menos).

La ley del cuarto de hora no es más que un asunto legitimizado entre estudiantes universitarios, trabajadores, amigos… una “ley” de esperar 15 minutos, como tiempo “prudencial”, a aquel que está incumpliendo, sea cualquiera su razón.  Ejemplo de ello son los estudiantes, quienes esperan al profesor de la cátedra x para la clase de 10 de la mañana y, como bien lo expresaba antes, en la lógica de la ley, sólo esperarán hasta las 10:15 a.m. , es ese momento donde algunos tomarán con satisfacción la idea de “no clase”, otros – pocos – lo tomarán por el contrario.

Este ejemplo, con la ley “del cuarto de hora” aplica en diferentes situaciones no sólo académicas.  Aplíquela donde quiera, para todo da.

Recuerdo que hace unos nueve diez años un pastor, caleño, de iglesia cristiana se quejaba diciendo que los paisas somos muy relajados e incumplidos.  Un día le dijeron: “ahorita voy”, y le llegaron a las cuatro horas.  ¿Qué nos hace pensar en que “ahorita” es atemporal?  Los colombianos a veces creemos que somos atemporales y por lo mismo a veces ni les gusta trabajar.

En twitter: @paladardelimon

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